Después de meses hermosos donde esperaba con gran emoción la llegada de
mi hijo, al llegar a casa con él me inundó un miedo tremendo. A pesar de haber
deseado tanto tenerlo en mis brazos el verlo tan chiquito y tan frágil me
pareció aterrador. El hecho de entender que su bienestar era mi responsabilidad
me lleno de un pánico ensordecedor y abrumador. Mi bebé estaba al fin en el
mundo con una madre terriblemente asustada, desorientada, perdida y paralizada.
Si estás a punto de convertirte en madre por primera vez continúa
leyendo porque en está ocasión tu amiga bloguera del sitio web Mamá California
te dará algunos consejos para sobrevivir los primeros días como primeriza y no
morir en el intento, aunque si ya has pasado por esto de seguro que te reirás
un poco recordando esa primera noche en la que te diste cuenta y exclamaste muy
adentro de ti: “Oh Dios, ahora la madre soy yo”.
Una tarde tomas una maleta llena de ropa, pañales, biberones y cuanta
cosa necesita tú bebé, sales hacia el hospital con los nervios y la felicidad
de que pronto podrás conocer a esa personita que has esperado por tanto tiempo.
Al fin sabrás como es su rostro, sus manitas, su sonrisa y su llanto…
Una vez que ha sucedido el milagro del alumbramiento quizás tus
familiares y amigos estarán inundando tu cuarto del nosocomio con flores,
peluches y buenos deseos para tu retoño. Todo parece ser maravilloso. Tu hijo
está sano y la enfermera o el doctor están al pendiente de él, auxiliándote con
las dudas y el cuidado…Pero al día siguiente cuando te encuentras sola tú, tu
esposo y el pequeño es cuando la gran pregunta emerge… ¿Y a hora que hago?
Espero no estar asustándote, únicamente quiero contarte mi experiencia
y explicarte que sentirte feliz, emocionada y abatida a la vez forma parte del
proceso, es algo natural que los nuevos padres se sientan un poco inquietos y tengan
temor de cometer equivocaciones o
dañar al nuevo miembro de la familia. Por ello surgen interrogantes como éstas:
¿Cómo saber si está enfermo o el llanto es normal? ¿Tendrá hambre o sueño?
¿Cuánto tiempo debe dormir?
Los primeros días siempre son los más difíciles, ya que el cuidado de
ese nuevo ser, junto con todo el cansancio físico que conlleva el parto, unido
a los cambios de humor debido a la fluctuación de las hormonas y la falta de
sueño, puede resultar bastante difícil para muchas mujeres.
Por otro lado aquel que se convierte en padre por primera vez desea
tener un manual de instrucciones para saber cómo apoyar a su esposa y proteger
a su hijo, enfrentándose así a miles de preocupaciones. Sólo te pido que tanto tú
como tu pareja tomen las cosas con calma, porque con el paso de las semanas
tendrán la situación bajo control y ambos superarán todas las inquietudes propias
de la inexperiencia paternal de los primeros días.
A continuación te dejo algunos consejos que pueden servirte en esta
etapa de descubrimiento y adaptación de la asombrosa aventura de convertirte en
madre.
Pedir ayuda después del parto
“No! Mi madre no se quedará para ayudarme, ni nos quedaremos a dormir
con ella cuando nazca”. “Claro que no me voy a atemorizar ni pedir auxilio como
otras mujeres”. Nosotros dos podemos perfectamente encargarnos de nuestro hijo”.
Esas fueron algunas frases que llena de orgullo e ímpetu juvenil espeté antes
de darme cuenta en que me estaba metiendo. Obviamente a los dos días de haber
dado a luz mi progenitora ya estaba en casa apoyando a su espantada hija que
incluso tenía miedo de bañar a su delicado
y aparentemente quebradizo crío.
Siempre había criticado a aquellas mujeres que corrían a la casa de sus
padres para pedir refuerzo, calificándolas de temerosas o poco independientes. Consideraba
innecesaria la mudanza maternal al rescate.
Digo, ¿Que tan difícil podría ser hacerme cargo de mi propio bebé?
Sólo les diré que mi esposo fue el primero en pedir desesperadamente la
ayuda de su suegra, ya que en mi caso el dolor de la cesárea no me permitía
hacer movimientos bruscos, y me obligaba a permanecer acostada la mayor parte
del tiempo para evitar que la herida se abriera. Así que entre atenderme a mí,
compartir conmigo el cuidado del bebé, cocinar y limpiar la casa el pobre se
estaba volviendo loco.
Pese a que tengas un parto natural considera la posibilidad de pedir a
familiares o amigos que te echen una mano tanto en la atención del bebé como en
las tareas domésticas durante las primeras semanas de vida de tu hijo, que
pueden ser bastante caóticas y agobiantes. Probablemente algunos de ellos
estarán deseosos de ayudarte y, aunque puedas discrepar con ellos en ciertas
cosas, no subestimes su experiencia.
Prohibido las visitas
Bueno, estoy exagerando, digamos que únicamente debemos limitar el
número de visitas de familiares y amigos
en los primeros días de la cuarentena, ya que si de por si atender invitados en
tu hogar en un día normal puede resultar un poco cansado, imagínate recién
operada y con pocas horas de sueño producto de las interminables tomas de leche
de tu bebé.
Porque como has de imaginar ¡Nuevo bebé! Atrae toda la atención y todos
quieren conocerlo, por eso en los primeros días, lo mejor es evitar que la casa
se llene de gente. Lo ideal es que si viene alguien, pues que venga, pero para
ayudar.
Déjame contarte que “la cuarentena” creada por nuestros antepasados es
un período de aproximadamente 40 días o seis semanas en los que la nueva mamá sólo
tiene que dedicarse a aprender a amamantar, cuidar de su bebé y atenderse a
ella misma. Durante ese tiempo, otros miembros de la familia son los que
cocinan, limpian la casa y atienden a otros niños, si los hay.
También conocido como el puerperio este es el periodo aproximado que
una mamá necesita para que su cuerpo empiece a volver a la normalidad después
del parto, por lo que tradicionalmente se usaban una serie de hierbas, remedios
y costumbres para ayudar a la recuperación. Una vez pasado estos días se
consideraba que la mamá estaba lista para integrarse de nuevo completamente en
la vida familiar y social.
Así que si no te sientes con ganas o con fuerzas para recibir visitas o
tiene otras preocupaciones, no te culpabilices o te de vergüenza establecer
algunas limitaciones.
Practica el cambio de pañal y el
baño
Al principio de este artículo describí que me encontraba en estado de
shock. No era exageración cuando use la palabra “paralizada” para relatarte
como me sentía. Si no me crees pregúntale a mi esposo, quién tuvo que cambiar
el pañal la primera vez que estuvimos solos en casa, o quien baño a nuestro
hijo. ¡Aja! Estás en lo cierto. ¡Fue él! Te repito que yo me encontraba
paralizada del miedo. Veía a nuestro bebé y sentía terror de lastimarlo o
quebrarlo.
Creo que está de más profundizar en la cara de decepción de mi esposo
al ver que su
“linda mujercita” no era capaz de limpiar las nalguitas de su bebé. Me
imagino que ha de ver pensado que eso del instinto maternal era puro cuento
chino.
Para que entiendas mejor el cuadro debo confesar que nunca, pero nunca
en mi vida anterior había cambiado un pañal. Y durante el embarazo nunca repare
en la importancia de aprender el arte de la zapeta, por ello te recomiendo que
antes de que llegue tu retoño si tienes una hermana o amiga con quien exista
mucha confianza y tenga hijos pequeños pídele si puedes observarla y ayudarla
cuando realice tareas como limpiar al bebé, darle el biberón, arroparlo e
incluso bañarlo. Contar con ejemplos y poder practicar te hará la realidad más
sencilla. De verdad, no es para que te espantes pero si necesitas saber a qué
te vas a enfrentar.
Te aconsejo también que cada vez que lo alimentes, bañes o le cambies
el pañal demuestres seguridad y
confianza en ti misma, ya que el percibirá inmediatamente tus sentimientos y
emociones y si tú te sientes segura le transmitirás una sensación de
tranquilidad a tu bebé.
Mientras el bebé duerme, tú
también duermes.
Comprenderás que desde la llegada de tu hijo el centro de atención y de
todos los cuidados has dejado de ser tú. Ahora todos los mimos serán para esa
nueva criatura, sin embargo debes entender que también la mamá necesita estar
bien física y mentalmente.
Si como yo eres de las defensoras de la lactancia materna te digo de una
buena vez que tu hijo comerá
aproximadamente cada dos horas, lo cual es sumamente agotador. Por ello debes
procurar encontrar un espacio para tomar respiro y recuperar las fuerzas
perdidas, el cual puede ser cuando tú nene también está descansando. Por favor,
no te quieras hacer la fuerte y escucha bien aquella frase que dice: “Cuando él
bebé duerme, la mamá también duerme”.
Los recién nacidos no distinguen cuando es de día y cuando de noche, ósea
que te aseguro que por lo menos lo alimentarás dos o tres veces en la
madrugada, por ello y para que no te fatigues tanto trata de descansar cuando
tu bebé esté dormido, además si tú estás descansada y relajada, favoreces la
producción de leche. Si te es posible, prepara antes de dar a luz una serie de
comidas congeladas para cubrir al menos dos semanas y así tengas una
preocupación menos.
Y sobre todas las cosas no juzgues
tu desempeño como madre, ni el de tu pareja como padre
Algo que es indiscutible es que sus vidas han cambiado y el proceso de
adaptación y aprendizaje tomará un tiempo, pero debes estar seguro que no
existen otras personas en el mundo que sientan más grande amor por tu hijo. Sus
padres son los únicos que siempre lo amarán incondicionalmente y por lo tanto
son los idóneos para cuidarlo, protegerlo y criarlo. Si cometes tú o tú marido algún
error no se juzguen ni se martiricen, créeme que sus papás y los tuyos estuvieron
en la misma situación y mira, sobrevivieron. O al menos eso espero yo… bueno,
por lo menos siguen con vida y eso ya es ganancia.
Así que sonríe y da gracias a Dios, al cielo, al sol o a lo que creas
porque tu vida ha sido bendecida grandemente. Y aunque toda bendición tiene su
manda, créeme que has recibido el mejor regalo que un ser puede tener. Porque
no solamente das a luz un hijo, sino que tienes la oportunidad de criar a un
hombre o a una mujer que pueda convertirse en un héroe o una heroína para la
humanidad, en un millón de sentidos.